Saturday, March 04, 2006

Es verdad, en las imágenes del Códice Florentino como la que aquí arriba estamos viendo, y también en las de otros códices y documentos iconográficos de la época, aparecen más mujeres "indígenas" vestidas con indumentaria casi "igualita" a la de Doña Marina. Un modo de vestir, insisto, ya muy "español" y "correcto" para ellas.

Por ahora quiero pensar que ella fue quien impuso la moda, que su indumentaria manierista sirvió de modelo para luego vestir igual a las demás mujeres conquistadas, pues no cabe duda de que esta indumentaria coincide en forma digamos que alarmante con la indumentaria de las campesinas españolas del siglo XVI. Después de todo, la conquista, fuera lo que fuera, significó un cambio de usos y costumbres radical para los pueblos conquistados, y sin duda también para el conquistador. Pero quienes salieron y siguen perdiendo son esos otros pueblos que habitaban este continente antes del encontronazo con España y el papa, en tanto la que fue reprimida y silenciada fue la cosmovisión prehispánica, en la que parece que jugaba un papel sobredeterminante el discurso de la fertilidad y las prácticas eróticas consideradas como perversas por el orden moral judeo-cristiano, comenzando por las "desnudeces" americanas que tanto escandalizaron a los ojos europeos.

Como se puede entender con las imágenes hasta aquí revisadas, el huipil de Doña Marina es ya en sí mismo una traducción y una traición, una reinterpretación o anomalía, otra de sus muchas traducciones y traiciones, otra de sus muchas "cortesías" como lengua de la conquista, un auténtico corte de lengua, otra vez, pues corresponde a un discurso no verbal: el sistema de la ropa. Y así, de traición en traducción y de traducción y traición sin parar hasta generar un desvío de discurso sociocultural que aquí nos tiene todavía hablando de ella, pensando en ella, tratándola de entender, de algún modo. Como ahora por su ropa.

La indumentaria de Doña Marina es una síntesis occidental de las muchas socioculturas y suertes que se enfrentaron y se mezclaron en la conquista de México, un símbolo de las mentalidades que ella puso en relación sociocultural a través del cruce de lenguas, haciendo la buena para la traducción hispano-católica para Hernán Cortés, el conquistador. Convertida por completo al orden del otro, sin saber de verdad todavía hoy nada de nada de por qué lo hizo.

Resulta difícil pensar, en definitiva, que ella, por sí misma, como una conciencia libre al estilo de hoy, halla elegido y podido pensar siquiera en elegir esta indumentaria. Más bien esta forma de vestir se la impusieron los españoles, al convertirla en una de ellos y en una para ellos. Pero así mismo siempre queda abierta la posibilidad de que todo esto de las imágenes de ella en los códices nada más sea una elaboración simbólica, no un retrato fiel y verdadero, sino un elemento icónico-metafórico propio de las imágenes mito-teo-lógicas de los códices y su objetivo conquistador, nada que ver con un retrato "realista" de ella como objeto material concreto, nada que ver con la objetividad descriptiva de una fotografía o algo por el estilo. Aunque la conquista de México ocurra en medio del renacimiento europeo, según se cuenta.